Técnicas de relajación en trading

 

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Las técnicas de relajación se emplean en el área del trading y las inversiones como una forma de mitigar el estrés que produce la volatilidad de los mercados financieros, así como también para reducir la sensación de miedo e inseguridad que suele acompañarnos antes, durante, y algunas veces incluso después, de abrir una posición. Vaya por delante que no todas las técnicas de relajación sirven para todo el mundo, y que al fin y a la postre, de lo que se trata es que cada uno elija y adopte las herramientas que sienta que mejor le funcionen para estar más tranquilo y mejor enfocado.

Todos sabemos por intuición qué son las técnicas de relajación, pero muchas veces, influidos por modas como la del yoga (en todas sus modalidades) o la piscología positiva (mal entendida hasta el absurdo), las encasillamos en estereotipos y las reducimos a conceptos como “respira y sonríe”. Respirar y sonreír son la consecuencia, no la vía para llegar a la calma. Las técnicas de relajación hay que entenderlas como un proceso de trabajo interior, que persigue aliviar el estrés que te producen ciertas situaciones (ya sea el trading o algo tan cotidiano como atender al cliente en tu trabajo), a través de técnicas sencillas, al alcance de todo el mundo. Estas técnicas ponen el foco en estar presente en el tan famoso “aquí y ahora”, que no es más que tomar la plena conciencia o atención no en lo que va a pasar en el futuro, o lo que me ha pasado en el pasado, sino en el momento actual, en el momento presente.

Técnicas de relajación existen de varios tipos, y no es relevante si eliges una u otra, porque lo único que importa es que a ti te sean de utilidad. En este sentido, destacamos los siguientes tipos de técnicas de relajación:

  • Relajación autógena. “Autógena” significa ‘que proviene de tu interior’. En esta técnica de relajación, usas tanto las imágenes visuales como la conciencia corporal para reducir el estrés.Repites palabras o recomendaciones en tu mente que te pueden ayudar a relajarte y a reducir la tensión muscular. Por ejemplo, puedes imaginar un entorno tranquilo y luego concentrarte en la respiración relajada y controlada, en disminuir la frecuencia cardíaca o en sentir diferentes sensaciones físicas, como relajar cada brazo o pierna, uno por uno.
  • Relajación muscular progresiva. En esta técnica de relajación, te concentras en tensar lentamente cada grupo muscular y, luego, relajarlo.Esto te ayuda a centrarte en la diferencia entre la tensión y la relajación muscular. Puedes comenzar a tomar más conciencia sobre las sensaciones físicas.En un método de relajación muscular progresiva, comienzas por tensar y relajar los músculos de los dedos de los pies, y continúas gradualmente hacia arriba, hacia el cuello y la cabeza. También puedes comenzar por la cabeza y el cuello y continuar el trabajo hacia abajo, hacia los dedos de los pies. Contrae los músculos durante unos cinco segundos y, luego, relájalos durante 30 segundos, y repite.
  • Visualización. En esta técnica de relajación, puedes formar imágenes mentales para hacer un recorrido visual hacia un lugar o una situación pacífica y tranquila.Para relajarte con la visualización, intenta incorporar tantos sentidos como puedas, como el olfato, la vista, el oído y el tacto. Por ejemplo, si te imaginas relajándote en el océano, piensa en el olor del agua salada, el sonido de las olas que rompen y la calidez del sol sobre tu cuerpo.Es recomendable cerrar los ojos, sentarte en un lugar tranquilo, aflojar la ropa ajustada y concentrarte en la respiración. Intenta concentrarte en el presente y tener pensamientos positivos.

Otras técnicas de relajación pueden ser las siguientes:

  • Respiración profunda
  • Masajes
  • Meditación
  • Taichí
  • Yoga
  • Biorretroalimentación
  • Musicoterapia o terapia de arte
  • Aromaterapia
  • Hidroterapia

Y por último, recuerda: las técnicas de relajación son habilidades. Al igual que con cualquier habilidad, la capacidad para relajarse mejora con la práctica. Sé paciente contigo mismo. No permitas que tu esfuerzo por practicar técnicas de relajación se convierta en otro factor de estrés.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

Querer recuperar lo perdido es perder el doble

 

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La ansiedad por recuperar es uno de los sesgos conductuales más perversos en los que podemos incurrir los traders. Querer recuperar lo perdido provoca vivir en la angustia por abrir obligatoriamente posiciones en el mercado, sostener pérdidas hasta límites totalmente desfasados, sufrir, estresarse y cerrar rápido las ganancias por miedo a perderlas, poner en riesgo el capital depositado más de lo técnicamente debido, y en definitiva, perder el foco, es decir, la necesaria claridad a la hora de encontrar oportunidades de entrada a mercado durante la sesión. Además, las ansias por recuperar nos fuerzan a pasar horas delante de la pantalla dudando, sin saber que hacer, pero con ese comecocos interno de que tienes que ganar “x” + “todo lo perdido”. ¿En qué momento uno, cuando inició su andadura como trader, imaginó toda esta vorágine de sensaciones?

El siguiente enemigo que hay que mencionar cuando operamos es la gestión del PERDER, íntimamente vinculada con el RECUPERAR. La pérdida es siempre dolorosa, sea del tipo que sea. No conozco a nadie que haya perdido algo o alguien y se haya puesto contento. En el ámbito del trading la pérdida es inevitable, en algún momento uno va a perder, porque siempre hay elementos que escapan de nuestra previsión y análisis. De ahí la importancia de colocar stops o cualquier sistema de protección frente a pérdidas. Aunque la pérdida nos parezca Satanás, la pérdida entraña un valor en la medida en que supone, y debe suponer, un elemento transformador, un elemento de aprendizaje, de evolución a la siguiente pantalla del juego. Y a esa pantalla se llega una vez se ha superado la prueba del duelo bien trabajado. En este sentido, seguir operando justo después de una pérdida que no se acepta, no va a provocar otra cosa más que seguir intentándolo para recuperar lo perdido. ¡STOP! Trabaja el duelo y transforma ese dolor en aceptación y aprendizaje.

Los duelos, por muy dolorosos y complicados que resulten, pueden ser oportunidades excepcionales para nuestro crecimiento personal y realización, siempre y cuando seamos capaces de afrontarlos y de integrar la correspondiente pérdida a nuestra formación como traders. Y para eso hace falta valor, hace falta saber parar. Si no abordamos bien emocionalmente la pérdida, llegaremos a punto de desistimiento, de renuncia y de fatiga mental que no es necesario, que se puede evitar, porque el trading no tiene que ser emocionante, el trading tiene que ser hasta aburrido, mecánico, muy regulado. De lo contrario, no hacemos trading, solamente alimentamos a los brokers.

¿Qué te puede ayudar a trabajar bien el duelo?

  1. Identifica dónde te has equivocado de acuerdo con los elementos de análisis técnico que ya conoces
  2. Valora la magnitud del error, teniendo en cuenta el money y risk management
  3. Averigua en qué momento exacto pierdes el control de tu cuenta y te dejas llevar por las emociones
  4. Practica mil y una veces el momento exacto en el que debes soltar la mano del ratón como si fuera un enjambre lleno de abejas.

Recuerda: querer recuperar lo perdido es perder el doble; es operar bajo la esclavitud del comportamiento obsesivo. Tu obsesión debe estar en trabajar bien, en dominar los elementos de análisis técnico, fundamental y emocional. Y si eso implica parar; dejar de operar para luego reemprender el viaje, bienvenido sea. Desde aquí reivindico el arte de saber detenerse para reflexionar, reconducir, recargar motivación y continuar evolucionando. Es entonces, y sólo entonces, cuando los buenos resultados llegan.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

Por un trading de calidad

 

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Uno de los aspectos más importantes que trabajamos en Coaching aplicado a Finanzas e Inversiones es el foco en la calidad, es decir, en el trabajar mejor y no tanto en el ganar más dinero. Cuando la acción del trader se centra en el proceso, por encima del resultado, estamos admitiendo una premisa fundamental:

El trader se ve avocado a un aprendizaje continuo, a una revisión permanente de su plan y operativa de trading, quedando desfasadas las recetas y operativas inflexibles e inadaptadas en el tiempo.

La literatura financiera aborda de forma muy escasa el tema de la gestión de la calidad en el trading. Encontraremos infinitos métodos y estrategias para conseguir una operativa de trading más rigurosa y profesionalizada, presentados al público con un ingrediente muy apetecible: gana dinero fácil, aplica mi método y hazte rico, sólo tienes que seguir los mismos pasos que hago yo. Y por efecto de sesgos conductuales que tratamos en Finanzas Conductuales, caemos.

Es muy importante evadirnos de este marketing facilón y empezar a hablar del trading de verdad, que no es otra cosa que el trading de calidad: aquél trading que busca ser eficaz y no emocionante; un trading en el que prima la búsqueda de la eficiencia por encima de la euforia y la excitación; un trading altamente aburrido posiblemente, pero de bien seguro que eficaz.

Llegados a este punto, hay que tener claro que hay que separar dos fases en nuestra operativa de trading:

  1. La primera fase es la que aprendemos en formación, y que consiste en elaborar y definir un Trading Plan, testear la estrategia en demo y en real, haber obtenido nuestras tasas de acierto y error, dominar las técnicas de Money y Risk management, equilibrar resultados a través de la detección de emociones. Todo esto está perfecto, pero no es lo único: hay una segunda fase.
  2. La segunda fase es la complicada de verdad, y consiste en mantenernos en el tiempo, es decir, ser eficaces y evitar movernos en los mercados financieros como si estuviéramos en un Dragon Khan, sufriendo todas sus subidas y bajadas.

Para mantenernos en el tiempo, no conozco otra vía que la adecuada gestión de la calidad en nuestro sistema de trading.

De la misma manera que una institución se ve sometida a auditorías y certificaciones de calidad, el trader particular, debería contagiarse de esta forma de entender su trading como su propio negocio, su propia empresa, en la que se automatizan y se estandarizan los procedimientos en aras de la eficiencia y la calidad.

Mediante el enfoque “calidad” concentramos nuestra visión en aspectos vinculados con la eficiencia como por ejemplo:

  • Desviación del Trade Medio respecto a lo esperable
  • Detección de volatilidad extrema que no estaba incluida en el Trading Plan
  • Valor del Trade Medio de los último 30 Trades (dado que es el número necesario para la que la distribución del muestreo se aproxime a la normal con un grado de confianza elevado).
  • Rentabilidad del Trade medio de cada una de las estrategias que dispongo para cada activo

A menudo, ya somos conscientes de estos datos cuando operamos, pero a menudo también no somos conscientes con exactitud.

Solemos tener una idea vaga y difusa que más o menos nos orienta en nuestra operativa, pero no deberíamos conformarnos con eso, de la misma forma que un empresario no se conformaría con una idea vaga de sus gastos, ingresos, debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades.

La finalidad de este análisis enfocado a calidad no es otro que aplicar medidas correctoras a nuestro Trading Plan que nos permitan, bajo el principio de la mejora continua, seguir operando con nuestro nuevo modelo, cada vez más depurado, más perfeccionista y más profesionalizado. 

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

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Los efectos psicológicos que rodean al Bitcoin

 

En un artículo recientemente publicado por Deutsche Bank, cuya autora es la profesora de Harvard Marion Laboure, se da respuesta a la pregunta que nos hacemos todos: ¿hasta cuándo?; ¿hasta cuándo el potencial alcista de la criptomoneda? Esta pregunta tiene especialmente sentido estos últimos días en los que el activo ha perdido el 40% de su valor en 2 semanas. Laboure sentencia en su estudio que el Bitcoin todavía tiene recorrido para los largos, no sin antes advertir que observaremos caídas en la cotización del precio. Hasta aquí, nada demasiado nuevo.

Es en estas caídas en donde Laboure introduce un concepto interesante para nuestro aprendizaje, que es el llamado efecto Tinkerbell o efecto Campanilla, en referencia al personaje de Peter Pan. En virtud de este efecto, se tiene la creencia de que en el momento exacto en que un niño decide dejar de creer en las hadas, en algún sitio, una de ellas muere. Trasladado a nuestro ámbito: se cree que algo existe sólo porque mucha gente cree en su existencia.

En este sentido, destaca el informe que el precio del Bitcoin continuará subiendo en atención al interés que demuestren los inversores institucionales en él, de modo que a medida que éstos vayan añadiendo Bitcoin a sus carteras, su cotización seguirá aumentando de forma pareja.

Nuestra amiga (o mejor dicho, mala amiga) volatilidad aquí tiene mucho que decir. Y es que el Bitcoin es altamente influenciable y le rodea una buena dosis de irracionalidad, que se explica por efectos psicológicos no solo como el que acabamos de ver, sino otros efectos psicológicos que os presento a continuación y que estudiamos en Finanzas Conductuales:

El efecto social

Los seres humanos somos seres influenciables: lo que hacen y dicen los demás nos condiciona, y también en inversiones. En el caso específico del Bitcoin, estamos expuestos a multitud de noticias sobre su valor, tweets en redes sociales de personas con poder que opinan sobre él, comentarios en radio, prensa y televisión sobre gente que se ha hecho millonaria invirtiendo muy poco dinero y debates continuos en los medios digitales sobre cuán de posible es (o no) que esta criptomoneda sea el futuro de las transacciones digitales el día de mañana. Esto, unido al exceso de confianza, provoca que las personas se lancen a invertir con la creencia de que si no lo hacen, ¡se les escapa el tren!

 

La heurística de la disponibilidad

El término heurística, en Finanzas Conductuales, se emplea para definir los atajos mentales que los humanos utilizamos, de forma inconsciente, para solucionar los problemas de manera rápida y sencilla. Con el Bitcoin, estamos expuestos a muchas historias de inversores que han tenido éxito con esta moneda digital. Luego, el razonamiento del ser humano es bien sencillo: si esta persona lo ha conseguido, ¿por qué no lo voy a conseguir yo haciendo lo mismo? Nótese que hay un elemento muy importante en inversiones y que condiciona directamente nuestros resultados: el momento de la entrada, además del de salida.

La escasez

No solemos dar valor a lo que nos sobra, sino a lo que nos falta y eso es en virtud de un sesgo cognitivo llamado “escasez” por el cual se tiene la creencia de que los recursos escasos o limitados son siempre más valiosos que los abundantes. Este dato no pasa nada desapercibido en Marketing, siendo una estrategia habitual inducir a reservar reclamando que sólo quedan muy pocas plazas de hotel o de avión. En el caso del Bitcoin, solamente disponemos de una cantidad limitada en todo el mundo y por ello, la percepción general es que, si finalmente se utiliza como moneda de intercambio comparable al euro o al dólar, su valor incrementará de forma exponencial.

Vistos los sesgos conductuales que inciden en el Bitcoin, es momento de tratar el tan famoso como recurrido tema de si estamos ante una burbuja que va a explotar. Si bien no recomendaría ninguna película de Hollywood sobre trading e inversiones (precisamente por su excesivo ingrediente hollywoodense), me parece instructivo recordar la secuencia de la película “Wall Street” (2010), en la que el financiero Gordon Gekko (interpretado por Michael Douglas) advierte sobre los peligros de la especulación financiera, utilizando el ejemplo de la Crisis de los tulipanes o Tulipomanía.

Este fenómeno tuvo logar en los Países Bajos, en la primera mitad del S. XVII y es ampliamente considerado en la teoría financiera como la primera gran burbuja especulativa de todos los tiempos.

El interés por los tulipanes creció exponencialmente cuando un virus les dio el colorido especial que tienen hoy día. El precio de estas flores aumentaba de forma sustancial en cuestión de días, siendo característico que las semillas de los tulipanes no portaban el virus que les daba ese color, sino los bulbos de los tulipanes. La multiplicación por bulbos es más lenta y costosa, por lo que la demanda se limitaba. He aquí la aparición de lo que todos conocemos hoy día: los contratos de futuros, o lo que es lo mismo; contratos de compra en el futuro de cosechas que todavía no se habían producido.

Tal fue la euforia por los bulbos de los tulipanes, que se llegó al extremo de intercambiar bienes como una vivienda por unos cuantos bulbos, intercambio que hoy día, nos parece, cuánto menos, absurdo. Y aquí es donde vuelve la pregunta estrella: ¿Hasta cuándo ese exagerado precio del bulbo de los tulipanes? En este caso, hasta que una colección exclusiva de bulbos rondaba un precio que no lograba venderse. En ese momento algunos inversores abandonaron el mercado el cual sólo tardó días en desplomarse presa del pánico.

Varios expertos se remiten a este ejemplo histórico para alertar sobre los peligros del Bitcoin. Para los más escépticos, ese repentino aumento de precio en un producto que no tiene valor instrínseco, tiene todas las características de una tulipomanía.

¿Qué pensáis vosotros?

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

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La mala reputación del trader

 

La profesión de trader carece hoy día de respeto y confiabilidad, hasta tal punto que reconocerse como trader a nivel social provoca rechazo.

Elementos como la ausencia de regulación normativa del oficio del trading, la emergencia de estafas y fraudes en este ámbito, así como la facilidad con la que de hoy para mañana uno se convierte en trader o inversor, son potenciales argumentos que justifican que alguien no reconozca con orgullo que es trader.

El trading es a día de hoy, un gran desconocido. Si hiciéramos el experimento de preguntar a nuestro entorno o círculo de amistades qué es el trading, probablemente no sacaríamos una definición clara de lo que es, ni probablemente alguien destacaría en esa definición que es una profesión como cualquier otra, en la que se paga una auténtica barbaridad de impuestos y en la que habita el intrusismo como en cualquier ámbito profesional que se nos ocurra: dentistas que se hacen pasar por dentistas pero no lo son, masajistas que se hacen pasar por fisioterapeutas, abogados con títulos en el extranjero sin homologar en España, etc.

Ante esa situación de ignorancia e incertidumbre de lo que realmente es el trading, existe un elemento agravante: la errónea asociación entre el concepto trading y el concepto especulación.

Los especuladores son los jugadores de la ruleta del casino, son los que toman decisiones que comprometen sus finanzas sin atender a una base real y fundamentada. Eso es nada más ni nada menos que todo lo contrario a lo que haría un trader formado, puesto que éste se enfoca en confirmaciones técnicas y fundamentales que le dan probabilidades estadísticas del sentido de la cotización del precio.

¿Se ha planteado alguna vez el lector el matiz tan sutil pero tan importante que hay entre decir “soy trader” y decir “soy inversor”?

Ser inversor tiene una connotación social de prestigio que nos llevamos al “yo”. La connotación social de ser trader es radicalmente distinta, la cabeza nos lleva a pensar en ilegalidad, en oficio poco loable, en cualidad a la que se le puede atribuir la responsabilidad de los desastres económicos que ocurren en el mundo. Como si la clase política mundial, las Administraciones públicas de este país o el Poder Judicial no formaran parte activa en esto.

Al fin y a la postre, la única diferencia entre ser trader y ser inversor es el elemento temporal: el foco del trader está en el corto plazo mientras que el foco del inversor está en el largo plazo. Tan simple como eso, y cuán complicado lo hacemos los humanos.

No podemos evitar que la gente emita juicios constantemente de lo que uno dice, hace o de incluso cómo se vista.

Eso es parte de nuestros genes, como seres pensantes y lo que nos hace distintos de un tocho (aunque haya personas que sean un tocho). Tampoco es la solución entretenerse a explicar a cada uno que pregunte qué es y que no es el trading, cómo funciona y qué riesgos entraña, de la misma manera que no conocemos un bombero y le pedimos explicaciones de su oficio o profesión, por muy arriesgada que también sea.

La solución no está en los demás, sino en ti.

Los que somos traders hacemos un buen trabajo de formación teórica, pero también de evolución personal para liberarnos de creencias, juicios y comentarios de los que no saben, no entienden y ni siquiera se esfuerzan por entender. Nuestra energía está en los trades positivos que vamos a cerrar, y no en si a alguien le parece correcto, loable o respetable lo que con mucho esfuerzo, compromiso y honra estamos consiguiendo.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

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Dolor emocional y desastre en trading

 

A continuación, os presento un extracto del libro “Trading en la zona”, escrito en el año 2000 por el norteamericano Mark Douglas que es fundamental lectura para todos los traders, en tanto que hace hincapié en la psicología para la obtención de beneficios. La finalidad de hoy es que encontréis sentido e inspiración a vuestras sensaciones de fracaso, miedo e incertidumbre a la hora de operar en los mercados financieros.

 

¿Por qué el dolor emocional y el desastre financiero son comunes entre los traders?

 

“La respuesta simple es que la mayoría de nosotros no tenemos la suerte de iniciar nuestra carrera de traders con la debida orientación. Sin embargo, las razones van mucho más allá de esto. He pasado los últimos diecisiete años descifrando la dinámica psicológica del trading para poder desarrollar métodos efectivos para la enseñanza de los principios del éxito. Lo que he descubierto es que el trading está lleno hasta el tope de paradojas y contradicciones que pienso lo hacen extremadamente difícil de aprender para tener éxito. De hecho, si tuviera que elegir uno palabra que encierra la naturaleza del trading, sería “paradoja”. (Según el diccionario, una paradoja es algo que parece tener cualidades contradictorias o que es contrario a la creencia común o general, de lo que tiene sentido para la gente.) El desastre financiero y emocional es común entre los traders porque muchas de las perspectivas, actitudes, y principios que de otra manera tendrían sentido y trabajarían bastante bien en nuestras vidas diarias tienen el efecto contrario en el trading. Aquí simplemente no funcionan. Ignorando esto, la mayoría de personas comienzan sus carreras con una falla fundamental en la comprensión de lo que significa ser un trader, las habilidades que están involucradas, y la profundidad a la que los conocimientos deben desarrollarse. He aquí un buen ejemplo de lo que estoy hablando: El trading es en sí intrínsecamente arriesgado. Que yo sepa, el trading no garantiza un buen resultado, por lo que la posibilidad de equivocarse y perder dinero está siempre presente.

 

¿Así que cuando usted pone una operación, literalmente se considera usted un tomador de riesgos?

 

Aunque esto puede sonar como un truco de la pregunta, no lo es. La respuesta lógica a la pregunta sería, inequívocamente, sí. Si yo participara en una actividad que es intrínsecamente arriesgada, entonces debo ser un tomador de riesgo. Esta es una hipótesis perfectamente razonable que cualquier trader puede formular. De hecho prácticamente todos los traders aceptan este supuesto, y la mayoría de ellos se sienten orgullosos de sentirse a si mismos tomadores de riesgo. El problema es que esta suposición no puede estar más lejos de la verdad. Por naturaleza, cualquier trader está tomando un riesgo, cuando coloca una posición en el mercado, pero eso no significa que usted está realmente aceptando ese riesgo. En otras palabras, todas las rutas son de riesgo porque los resultados son probables y no están garantizados. Pero, ¿realmente la mayoría de los traders creen que están tomando un riesgo cuando toman una posición en el mercado? ¿Han aceptado realmente que el trading no tiene resultados probables garantizados? Además, ¿han aceptado plenamente las posibles consecuencias? La respuesta es, inequívocamente, ¡NO! La mayoría de los traders no tienen absolutamente ningún concepto de lo que significa ser un tomador de riesgos en la forma en que el traders exitoso piensa en situación de riesgo. Los mejores traders no sólo asumen el riesgo, sino que también han aprendido a aceptar y apropiarse de ese riesgo. Hay una enorme diferencia psicológica entre el supuesto que usted sea un tomador de riesgos, y transitar en las rutas aceptando plenamente los riesgos inherentes a cada trade. Aceptar plenamente los riesgos, tendrá profundas implicaciones en el incremento de su equity.

Los mejores traders pueden poner una operación sin el menor asomo de vacilación
o conflicto, e igual de libremente y sin la menor vacilación o conflicto, admiten que no está funcionando. Ellos pueden salir del trade incluso con una pérdida y no
manifestarán la más mínima señal de malestar emocional. En otras palabras, los
riesgos inherentes al trading no motivan a los mejores operadores a perder su
disciplina, el enfoque, o su sentido de confianza. Si no están en condiciones de operar
sin el menor malestar emocional posible (específicamente, el miedo), entonces no han
aprendido a aceptar los riesgos inherentes al trading. Este es un gran problema,
porque al grado que no han aceptado el riesgo, es el mismo grado en querrán evitarlo. Intentar evitar algo que es inevitable, tendrá efectos desastrosos sobre su capacidad para operar con éxito.

Aprender a aceptar realmente los riesgos en cualquier esfuerzo puede ser difícil, pero es extremadamente difícil para los traders, sobre todo teniendo en cuenta lo que está en juego.

 

 

¿Cuáles son por lo general la mayoría de los miedos (además de morir o hablar en público)?

 

Sin duda, perder dinero y estar equivocado, están en un rango cercano a la parte superior de la lista. Admitir que estamos mal y perder el dinero que teníamos para arrancar puede ser extremadamente doloroso y, desde luego, algo que debemos evitar. Sin embargo, como traders, nos enfrentamos con estas dos posibilidades prácticamente a cada momento que nos encontramos en una operación. Ahora, usted puede estar diciéndose a si mismo, “Aparte del hecho de que me duele tanto, es natural que no quiera sentirme mal y perder algo, por lo que estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda para evitarlo”. Estoy de acuerdo con usted. Perotambién es esta tendencia natural la que hace al trading algo extremadamente difícil (Aunque parezca que debe ser fácil).

 

El Trading nos presenta una paradoja fundamental: ¿Cómo podemos seguir siendo
disciplinados, centrados, y confiados, de cara a la constante incertidumbre?

 

Cuando haya aprendido a “pensar” como un trader, es exactamente lo que usted será capaz de hacer. Aprender a redefinir sus actividades en el trading de manera que le permita aceptar por completo el riesgo es la clave para pensar como un trader exitoso. Aprender a aceptar el riesgo es una habilidad del trader: La más importante habilidad que se pueda aprender.

(…)

El 95% de los errores que pueda cometer y que hacen que su dinero se evapore
justo delante de sus ojos, se derivan de sus actitudes acerca de: estar equivocado,
perder dinero, dejar pasar oportunidades y dejar dinero sobre la mesa. Estos son los
que yo llamo los cuatro principales miedos del trader. Ahora, usted puede estar
diciéndose a si mismo, “estoy confundido con esto: Siempre he pensado que los
traders deben tener un saludable temor de los mercados”. Una vez más, se trata de un razonamiento perfectamente lógico. Pero cuando se viene a negociar con sus miedos, estos actuarán en contra suya de tal manera que puede suceder que aquello de lo que usted tiene miedo realmente ocurra. Si usted tiene miedo de equivocarse, el miedo tomará una decisión sobre su percepción de la información que le está dando el mercado haciéndole cometer un error. Cuando se tiene miedo, no existen otras
posibilidades. No se puede percibir otras posibilidades o actuar sobre ellas
correctamente, incluso si se lograran percibir, porque el miedo es inmovilizador.”

 

Para información sobre nuestras sesiones y tutorías específicas en coaching financiero y piscotrading, escríbenos en info@astondealers.es

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

Curso de Bolsa Aston Dealers

 

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Errores comunes a evitar en trading. Parte II

 

Este artículo es una continuación de “Errores comunes a evitar en trading. Parte I”, que recomiendo leer primero para tener una visión más completa y global del tema.

Errores comunes a evitar en trading. Parte I

Caer en la tentación de sobre-operar

Brad Barber y Terran Odean estudiaron entre 1992 y 1997 más de 35.000 cuentas de valores llegando, entre otras, a la conclusión de que el exceso de confianza llevaba a los inversores a sobre-operar y esto afectaba negativamente a sus carteras en todos los casos. Un inversor que sobre-opera satisface su ego con las operaciones positivas, olvidando rápidamente las negativas. La diferencia entre alguien que opera más de la cuenta y un jugador de ruleta es ninguna. Por ello, para entrar al mercado adecuadamente necesitamos un método que nos indique entradas y salidas de forma objetiva. Así, solo operaremos en base a este sistema. La base del mismo consistirá en escoger y testear un método que nos indique qué y cuándo elegir un activo concreto (es decir, un método de análisis) y cuánto arriesgar (es decir, un método de gestión del dinero).

Por último, pero no menos importante, recordar que por supuesto no es obligado operar cada día o cada semana; si la volatilidad no se define, si cambia de forma constante a lo largo de las sesiones puede ser conveniente mantenerse al margen. El mercado no se acabará.

No auto-permitirse el error

Existe una línea muy delgada entre la excelencia y la exigencia. La exigencia suele ser una característica que las personas no dudamos en atribuirnos, ya que generalmente se considera positivo ser exigente (frases como “soy muy exigente conmigo mismo”  se escuchan con frecuencia en procesos de selección cuando pedimos a una persona que destaque un rasgo sobre su personalidad en el trabajo).

Sin embargo, del binomio exigencia/excelencia, en coaching se orienta la acción hacia la excelencia, ¿por qué? Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz de Zárate, en su libro “No es lo mismo”, explican las diferencias entre la búsqueda de la excelencia y la exigencia:

“La excelencia es un camino que se recorre poniendo en juego nuestras mejores capacidades, y que ofrece importantes frutos que están relacionados con el aprendizaje, la creatividad y el crecimiento personal. La exigencia es un camino muy diferente: la persona exigente no busca tanto el hacer las cosas lo mejor posible como el hacerlas perfectas. Este es un matiz muy importante, porque esta búsqueda se hace lógicamente imposible, de manera que uno siempre queda insatisfecho, frustrado y anhelante”.

Descuidar el Análisis Fundamental

A pesar de que contamos con elementos de Análisis Técnico que actúan como confirmaciones sobre la cotización del precio de un activo, es absolutamente incierto cuándo un mercado se dará la vuelta. Existen elementos de Análisis Fundamental, que unidos con los elementos propios del Análisis Emocional, influyen en el precio y no siempre los podemos prever ni controlar de forma racional. Nadie puede prever que mañana Elon Musk twitee un determinado contenido sobre BTC o que un grupo de radicales asalte al Capitolio. Son innumerables las variables que influyen en la cotización del precio, tantas como indicadores o correlaciones se les ocurran.

Luego, ¿entonces qué? preguntará el lector muy inteligentemente. Pues bien, aún y la complejidad intrínseca al movimiento y las oscilaciones de los mercados financieros, el análisis – técnico, fundamental y emocional – nos puede proporcionar predicciones de la evolución del precio. Esas predicciones serán siempre aproximadas y sujetas a más o menos incertidumbre, pues nunca podemos esperar resultados exactos, a lo sumo probabilidades estadísticas.

Recuérdelo: no existe nadie que compre en los mínimos y venda en los máximos. Si alguna vez ocurre esto es pura casualidad. Si alguien le cuenta que es capaz de hacerlo de forma constante y recurrente, le está mintiendo.

Ratio de apalancamiento inadecuado

La gestión del riesgo es de vital importancia a la hora de operar con apalancamiento financiero, puesto que debe evitarse a toda costa que se generen pérdidas que no se puedan asumir. Conseguir un acertado money management requiere tener claros tres conceptos:

  • Capital invertido: El capital invertido es la cuantía total de la operación.
  • Capital arriesgado: Es la cuantía de los fondos de la cuenta del trader que puede poner en riesgo en la operación. En una adecuada gestión del riesgo, este capital debería limitarse a la pérdida que es capaz de soportar el trader si la operación no sale como esperaba.
  • Stop Loss: Para limitar el capital arriesgado, el trader debe definir y aplicar los Stop Loss, esto es, los niveles de precio para los que la operación se cierra automáticamente cortando las pérdidas.

Cuidado con mover los Stop Loss una vez tenemos la operación abierta. Eso, y jugar a la ruleta de la fortuna, es lo mismo.

No cambiar nunca de estrategia

Los mercados financieros no son estáticos. Charles Henry Dow, precursor del análisis técnico, a finales del siglo XIX escribió en el diario financiero Wall Street Journal 255 editoriales explicando su estudio de los gráficos de los mercados, basado principalmente en los movimientos de los precios y las tendencias que forman. En sus escritos decía que los mercados financieros hacen cimas y valles superiores a los anteriores.

Las condiciones del mercado siempre están cambiando, lo que significa que las estrategia a utilizar no siempre debe ser una sola y siempre la misma para todos los activos financieros. El análisis técnico nos permitirá estudiar el comportamiento de cada activo, y queda a nuestra elección la estrategia que mejor encaja en el momento presente.

Igualmente, el uso de indicadores técnicos debe ser flexible. Ningún indicador funciona bien todo el tiempo. Se deben utilizar diferentes indicadores y estrategias dependiendo de las condiciones del mercado. Algunos indicadores funcionan bien en mercados que fluctúan, y otros funcionan mejor en mercados con trends más pronunciadas.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

Curso de Bolsa Aston Dealers

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

El arte de dejar correr los beneficios y cortar las pérdidas

 

Imaginemos el supuesto de un hostelero, que ostenta dos negocios: un Restaurante y un Pub. El Restaurante tiene sus comedores llenos tanto de mañana como de noche, de lunes a domingo, por lo que da unos resultados espectaculares. Sin embargo el Pub, no genera más que gastos (de personal, materia prima, etc.). Ante esta situación, nadie dudaría en recomendar al hostelero que cierre su Pub y potencie su Restaurante. Raramente alguien recomendaría al hostelero que cerrara su Restaurante, con sus grandes beneficios, y se quedara con el Pub, que sólo genera pérdidas.

¿Qué ocurre en Bolsa? Que nuestra tendencia habitual es cerrar la operación que genera ganancias, porque “más vale pájaro en mano que ciento volando”, y dejamos la operación que nos genera pérdidas “por si acaso“. Aguantamos las pérdidas por si el mercado se da la vuelta. Por lo tanto, y volviendo al ejemplo del hostelero, nos quedaríamos con el Pub y sus pérdidas, y cerraríamos el Restaurante con sus ganancias.

Aguantamos las pérdidas porque si las cerramos, hacemos oficial que hemos perdido. El qué dirán nos importa, por eso el hostelero tampoco tiene tan claro que cerrar el Pub sea una buena solución. Cerrar el Pub o cerrar la posición perdedora implica aceptar una pérdida a nivel no sólo económico, sino también social.  Y a nadie le gusta decir a amigos, familia y conocidos que hemos tenido que cerrar porque “el negocio” no era rentable.

Si bien es cierto que los mercados no se colocan tendenciales sin una oscilación o vaivén del precio, también es cierto que nuestro umbral de pérdida lo marca y lo debe marcar nuestro money management, esto es, nuestra definición o concreción de lo que estamos dispuestos a perder – a nivel técnico y moral – en función del capital que hemos depositado en la cuenta del bróker. Cerrar o no cerrar no lo marca ni lo debe marcar el qué dirán. Si asumimos que el umbral de pérdida lo marca el trader, y no lo que pensarán de uno mismo si falla, estamos cumpliendo con la premisa de cortar las pérdidas antes de que las pérdidas nos corten a nosotros. Si abrimos la posición y nos esperamos “a ver qué pasa”, lo más probable es que pase el desastre.

Autores como Daniel Kahneman y Amos Tversky aportan una visión psicocientífica al tema y nos dicen: el ser humano, por naturaleza, no tolera o gestiona bien la posibilidad de perder dinero, lo cual provoca que busque evitar pérdidas antes que conseguir beneficios potenciales. El ser humano siente más dolor cuando pierde que satisfacción cuando gana. A nadie le gusta perder, y eso está fuera de discusión.

Por este motivo, el ser humano reacciona de dos formas posibles:

1) No cerrar una posición perdedora en lugar de cortar la operación para no asumir la pérdida esperando que se recupere la operación.

2) No dejar correr los beneficios por miedo a perder lo ganado y cortar con un beneficio mínimo.

¿Qué nos queda entonces, ante esta situación? Lo que nos queda es simple y complicado a la vez: aprender a desaprender. Soltar los lastres que nos impiden avanzar hacia nuestros objetivos y empezar a hacer, ver y relacionarse con nuestro entorno de forma distinta a cómo lo hemos hecho hasta el momento. La idea es reconocer lo que no nos sirve en nuestro camino hacia el aprendizaje e independizarse de creencias y prejuicios pasados de moda con un único fin: abrir la puerta a nuevas formas de hacer, pensar y sentir; más posibilitadoras, potentes y constructivas.

¿Lo probamos?

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

 

 

 

El paso de cuenta DEMO a cuenta REAL

 

Leemos con frecuencia listados de habilidades y características que debe tener y emplear un trader para conseguir resultados de manera consistente, pero pocas veces se recoge la idea verdaderamente importante:

 

¿Cómo un trader podrá crear estas habilidades y actitudes emocionales que son necesarias para tener éxito?

Al margen de la eterna discusión sobre si el trader nace o se hace, es decir, si el buen trader tiene o no una predisposición genética que lo hace hábil en esta disciplina, me voy a enfocar en los que tienen el objetivo de ser traders y están comprometidos a trabajar tanto como sea necesario para conseguirlo.

El primer – y gran – paso para crear la piscología favorable al trading está en reconocer que probablemente el único problema en el trading es uno mismo, así como también su posible solución. Es posible que una persona ya tenga experiencia en trading de unos cuantos años, y que incluso tenga éxito de forma sostenida en el tiempo operando con una cuenta DEMO, lo cual indica que esa persona domina los fundamentos de análisis técnico y fundamental y que incluso tiene testeada a la perfección su estrategia. Sin embargo, en el momento de entrar en real y operar con dinero de verdad, se destapan toda una serie de “verdades no examinadas” hasta el momento por el trader.

Esas “verdades no examinadas” tienen que ver con la gestión emocional del miedo, la incertidumbre y la preocupación.

En este tema hay que partir de una premisa fundamental: no percibimos una realidad objetiva de lo que pasa, sino que el “yo” siempre acompaña a nuestras experiencias con su propia interpretación. Y los grandes, en cualquier dominio, no son grandes precisamente por cuánta teoría o conocimientos tengan, sino por la inteligencia emocional que tienen para usar esa teoría y conocimientos y convertirlos en máximo rendimiento.

La buena noticia es que llegar a esta situación se puede entrenar, porque en el caso que estamos examinando del trader que pasa a real, no es que no sepa operar, sino que no ha aprendido todavía a operar en un entorno de incertidumbre.

Cuando hay incertidumbre, hay inseguridad, y cuando hay inseguridad, el cerebro humano responde con miedo. El pan de cada día en los mercados financieros.

Por todo ello, el foco de trabajo del trader debe estar en reestructurar esas creencias (esa interpretación subjetiva de la que hablábamos) en entornos de incertidumbre para que de ahí salgan las habilidades emocionales que le están faltando al trader. Es lo que autores como Alexander Elder tratan bajo el concepto MINDSET.

 

¿Y eso cómo se consigue?

Mi propuesta llegados a este punto es un trabajo enfocado en el cambio de observador, es decir, lograr transitar desde el estado emocional del miedo, la seguridad y la desconfianza hacia el estado emocional de la imparcialidad, disciplina, paciencia y voluntad. Y en ese tránsito, hay que reestructurar todas esas preocupaciones que nos hicieron dudar u operar de manera impulsiva y descontrolada, permitiendo que el miedo o la avaricia anulen nuestra capacidad de pensar, nuestro raciocinio.

Llegar a la imparcialidad y disciplina necesarias para el trading es como pedirle a un caballo que mantenga la calma y que salga del granero valorando las diferentes opciones cuando el granero está en llamas. La dificultad está servida.

Un trader realmente bueno, un trader entrenado en observar los comportamientos de los mercados, percibe e interpreta lo que ve de forma muy distinta a cómo lo ve un trader cuya mente está encasillada en el miedo, en el apego al dinero, en actitudes egocéntricas. Observadores muy diferentes con resultados muy diferentes. El desarrollo de la atención plena, es decir, entrenarse en estar atento y observar el ir y venir no sólo de los activos financieros que estemos analizando, sino el ir y venir de nuestros propios pensamientos como si fuéramos un espectador, en vez del protagonista, suele ser una técnica más que recomendada y recurrida en coaching.

La observación atenta distingue los pensamientos limitantes de los posibilitadores, coloca al “yo” en una perspectiva de tercero y ahí es cuando estamos empezando a abrirle el camino a la neutralidad, a la imparcialidad, a a paciencia, al buen hacer. Ahí es cuando, en definitiva, la puerta al cambio se abre. ¿Lo probamos?

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

 

La falacia del coste hundido

 

El avión supersónico Concorde

La falacia del coste hundido, también llamada falacia Concorde, debe su nombre al avión supersónico de transporte de pasajeros “Concorde”, que estuvo en servicio entre los años 1976 y 2003. Fue construido a partir de los trabajos conjuntos de los fabricantes British Aircraft Corporation (británico) y Aérospatiale (francés) y su característica principal era que podía llegar a los destinos en la mitad de tiempo que un avión comercial convencional debido a su velocidad supersónica. Su velocidad máxima era de 2.179 km/h, duplicando prácticamente la velocidad del sonido (1.235,5 km/h).

Este avión era casi perfecto, pero le fallaba un elemento fundamental: el coste operacional de esta aeronave era tan alto, que superaba con creces los ingresos. Su baño de pintura blanca era dos veces más reflectante de lo habitual y ello permitía rebajar las altas temperaturas por el rozamiento del aire a la velocidad supersónica. Tenía en su parte delantera una especie de pico que se vio en la necesidad de rebajarse para permitir la visión de los pilotos.

Además, sus costes de producción eran inalcanzables para la mayoría de empresas. Fabricar un Concorde costaba lo mismo que tres Boeing 747. Otro problema era el alto consumo de combustible que necesitaba para volar, pues era 4 veces más elevado que el resto de aeronaves. Por otro lado, solamente podía transportar 144 pasajeros, originando que el coste de un ticket de ida y vuelta alcanzara los 10.000 dólares en la época, estrechando su target a niveles muy altos. A mayor abundamiento, el 25 de Julio del año 2000, el Concorde sufrió un trágico accidente: el vuelo 4590 de Air France se estrelló en Gonesse (Francia) provocando la muerte de los 100 pasajeros de la nave, nueve tripulantes y cuatro personas en tierra. Se dice que allí también falleció este modelo de aeronave, convirtiéndose en uno de los grandes fracasos de la aeronáutica.

Lo que sintieron sus creadores e impulsores ilustra el tema de este artículo: la falacia del coste hundido.

 

 

La falacia del coste hundido

La falacia del coste hundido es un sesgo conductual, es decir, un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento de la información. Tiene que ver con lo que ocurre cuando se invierten grandes esfuerzos y recursos por hacer realidad un proyecto y luego se hace todo lo humanamente posible habido y por haber por mantenerlo a flote, a pesar de que existan evidencias que muestran que ese proyecto es, en la realidad, inviable. 

La falacia del coste hundido también podría definirse como un proceso de negación frente a una pérdida inminente. Aplica, como en el caso del Concorde, a proyectos empresariales, pero también a otros aspectos de nuestra vida: temas laborales, relaciones con familiares, amigos y parejas, proyectos empresariales, planes personales de futuro e inversiones por supuesto.

El sesgo está en la incapacidad de reconocer la derrota a tiempo y, en lugar de ello, insistir hasta el cansancio en mantener la idea y la expectativa inicial.

La forma de convencernos para seguir invirtiendo en un proyecto con valor presente negativo es la que se expresa en frases como: “si hemos llegado hasta aquí, tenemos que continuar” o “si no seguimos hasta el final, todo el esfuerzo habrá sido en vano”. Pensad en un jugador de casino que interpreta que si ha perdido en muchas rondas seguidas, podrá recuperar lo perdido doblando su apuesta, convencido de que su suerte cambiará inminentemente. Incurrimos en la falacia del Concorde porque no consideramos las pérdidas pasadas como definitivas, sino como reversibles.

 

Aprender a perder

Volvamos al inicio. Las compañías aeronáuticas no hacen inversiones tan cuantiosas en un proyecto como en el caso del Concorde, sin antes evaluar muy bien la situación. No obstante, hasta en esos casos se producen fallos: aspectos que se pasan por alto, previsiones mal construidas o circunstancias fortuitas que no se han contemplado y no se podían incluso prever. En pocas palabras, ningún proyecto, personal, laboral o empresarial tiene total garantía de éxito.

Lo mismo ocurre en trading e inversiones: nuestro análisis técnico puede ser impecable, y sin embargo, no generarnos beneficios, porque existen elementos propios del análisis fundamental que no podemos prever o controlar. ¿Quién pudo prever la propagación de un virus a nivel mundial? Si en este contexto, nos aferramos en querer tener la razón en nuestro estudio, y dejamos correr las pérdidas a la espera de un giro en el mercado, es muy probable que de allí en adelante se inicie una cadena de nuevas pérdidas motivada por un deseo tan humano como visceral de querer recuperar lo perdido.

Cerrar una operación que genera pérdidas requiere de mucha valentía, puesto que implica reconocer el error -con todas las implicaciones que esto tiene en relación con nuestro ego- y asumir que de la misma manera que uno es valiente para empezar un proyecto, también lo es para abandonarlo cuando ha llegado el momento, evitando así la prolongación innecesaria y perjudicial, de querer hacer funcionar lo que no funciona.

Recuerda:

Resistirte a perder es entrar en un callejón sin salida. La actitud más inteligente frente a un error es aprender de él y pasar página.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

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