La paradoja de Allais

Si le das a una persona la opción de elegir entre una probabilidad muy alta de ganar poco dinero y una probabilidad muy baja de ganar mucho dinero, ¿qué crees que van a elegir?

Te darás cuenta que las personas toman decisiones de forma inconsciente y eso fue lo que demostró Maurice Allais con sus experimentos en los años 50. Allais, economista y físico francés, planteó en su libro “El comportamiento del hombre racional ante el riesgo”, un problema de elección para mostrar la inconsistencia de la teoría de la utilidad esperada.

La utilidad esperada, o teoría de la utilidad esperada, es una teoría que describe un modelo de elección racional con resultados inciertos. De esta forma, la teoría nos permite clasificar los resultados en términos de utilidad, y representarlos mediante la función que lleva su nombre: la función de utilidad. Así, el resultado escogido es el que presenta una utilidad más elevada.

En qué consiste la paradoja de Allais

Esta paradoja muestra, a través de los resultados de dos experimentos, como las personas toman decisiones de forma inconsciente. En los estudios que se hicieron el resultado fue que preferían un rendimiento menor pero más seguro en el primero de los experimentos y un retorno mayor pero más improbable en el segundo.

Existen ejemplos en los que, en general, si le das a una persona la opción de elegir entre una probabilidad muy alta de ganar poco dinero y una probabilidad muy baja de ganar mucho dinero van a elegir la primera opción. Sin embargo, si les das a elegir por cuanto venderían las dos opciones, la gran mayoría le pone un precio más alto a la segunda opción.

¿Quieres conocer en qué se basaban los dos experimentos de Allais?, ¿te interesa las distintas teorías que se han publicado sobre finanzas conductuales? Todos estos temas y más en nuestra asignatura de Psicotrading de la formación en Mercados Financieros. Pregúntanos sin compromiso: info@astondealers.es

 

El paso de cuenta DEMO a cuenta REAL

 

Leemos con frecuencia listados de habilidades y características que debe tener y emplear un trader para conseguir resultados de manera consistente, pero pocas veces se recoge la idea verdaderamente importante:

 

¿Cómo un trader podrá crear estas habilidades y actitudes emocionales que son necesarias para tener éxito?

Al margen de la eterna discusión sobre si el trader nace o se hace, es decir, si el buen trader tiene o no una predisposición genética que lo hace hábil en esta disciplina, me voy a enfocar en los que tienen el objetivo de ser traders y están comprometidos a trabajar tanto como sea necesario para conseguirlo.

El primer – y gran – paso para crear la piscología favorable al trading está en reconocer que probablemente el único problema en el trading es uno mismo, así como también su posible solución. Es posible que una persona ya tenga experiencia en trading de unos cuantos años, y que incluso tenga éxito de forma sostenida en el tiempo operando con una cuenta DEMO, lo cual indica que esa persona domina los fundamentos de análisis técnico y fundamental y que incluso tiene testeada a la perfección su estrategia. Sin embargo, en el momento de entrar en real y operar con dinero de verdad, se destapan toda una serie de “verdades no examinadas” hasta el momento por el trader.

Esas “verdades no examinadas” tienen que ver con la gestión emocional del miedo, la incertidumbre y la preocupación.

En este tema hay que partir de una premisa fundamental: no percibimos una realidad objetiva de lo que pasa, sino que el “yo” siempre acompaña a nuestras experiencias con su propia interpretación. Y los grandes, en cualquier dominio, no son grandes precisamente por cuánta teoría o conocimientos tengan, sino por la inteligencia emocional que tienen para usar esa teoría y conocimientos y convertirlos en máximo rendimiento.

La buena noticia es que llegar a esta situación se puede entrenar, porque en el caso que estamos examinando del trader que pasa a real, no es que no sepa operar, sino que no ha aprendido todavía a operar en un entorno de incertidumbre.

Cuando hay incertidumbre, hay inseguridad, y cuando hay inseguridad, el cerebro humano responde con miedo. El pan de cada día en los mercados financieros.

Por todo ello, el foco de trabajo del trader debe estar en reestructurar esas creencias (esa interpretación subjetiva de la que hablábamos) en entornos de incertidumbre para que de ahí salgan las habilidades emocionales que le están faltando al trader. Es lo que autores como Alexander Elder tratan bajo el concepto MINDSET.

 

¿Y eso cómo se consigue?

Mi propuesta llegados a este punto es un trabajo enfocado en el cambio de observador, es decir, lograr transitar desde el estado emocional del miedo, la seguridad y la desconfianza hacia el estado emocional de la imparcialidad, disciplina, paciencia y voluntad. Y en ese tránsito, hay que reestructurar todas esas preocupaciones que nos hicieron dudar u operar de manera impulsiva y descontrolada, permitiendo que el miedo o la avaricia anulen nuestra capacidad de pensar, nuestro raciocinio.

Llegar a la imparcialidad y disciplina necesarias para el trading es como pedirle a un caballo que mantenga la calma y que salga del granero valorando las diferentes opciones cuando el granero está en llamas. La dificultad está servida.

Un trader realmente bueno, un trader entrenado en observar los comportamientos de los mercados, percibe e interpreta lo que ve de forma muy distinta a cómo lo ve un trader cuya mente está encasillada en el miedo, en el apego al dinero, en actitudes egocéntricas. Observadores muy diferentes con resultados muy diferentes. El desarrollo de la atención plena, es decir, entrenarse en estar atento y observar el ir y venir no sólo de los activos financieros que estemos analizando, sino el ir y venir de nuestros propios pensamientos como si fuéramos un espectador, en vez del protagonista, suele ser una técnica más que recomendada y recurrida en coaching.

La observación atenta distingue los pensamientos limitantes de los posibilitadores, coloca al “yo” en una perspectiva de tercero y ahí es cuando estamos empezando a abrirle el camino a la neutralidad, a la imparcialidad, a a paciencia, al buen hacer. Ahí es cuando, en definitiva, la puerta al cambio se abre. ¿Lo probamos?

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

 

La eterna insatisfacción del trader

 

En este artículo vamos a analizar la conducta de los que aún y habiendo obtenido ganancias en una operación, sienten que podrían haber ganado más o que su operativa podría haber sido mejor, recayendo sobre ellos el peso de la culpa y la decepción por lo que podría haber sido y no fue.

 

¿Por qué los traders no parecen nunca satisfechos con los resultados que obtienen?

 

Lo primero que apuntaremos es que a toro pasado, las cosas se ven distintas. Es la perspectiva la que nos da la visión del puzzle en el que encajan todas las piezas, por lo que el elemento temporal nos da una información que da comprensión a lo que pasa, y no al revés.

 

El segundo parámetro a tener en cuenta es que tendemos a focalizarnos en lo que nos falta, en vez de lo que nos sobra. Damos más valor a lo que no tenemos o que podríamos haber tenido, que a lo que tenemos realmente, aunque sea poco. Fijaros que de la misma manera que no solemos dar importancia o valor a lo que tenemos a nuestro alcance y alrededor (incluido personas), a todos nos produce alegría y la satisfacción sentirnos valorados, apreciados y queridos por los demás, hasta por personas que ni siquiera conocemos.

 

El tercer elemento fundamental en esta cuestión es la gestión de nuestras expectativas. Es decir, el manejo de nuestras ilusiones, de lo que esperamos conseguir en cada una de nuestras operaciones financieras. Pregúntese lo siguiente:

  1. ¿En qué medida se ajustan sus expectativas a objetivos de proceso y no tanto de resultado?
  2. ¿Qué tanto de SMART tienen sus objetivos, sus ilusiones, sus sueños, o sus metas?

 

En cuarto lugar, deberemos cuestionarnos cuán de emocional ha sido nuestra operación, puesto que quizás esa insatisfacción viene dada por asumir que – de no haber hecho caso a la impulsividad, al miedo, a la avaricia o al ego – las ganancias hubieran sido mucho más espléndidas.

 

Por último, y no menos importante, hay que señalar que existe una línea muy delgada entre la excelencia y la exigencia.

La exigencia suele ser una característica que las personas no dudamos en atribuirnos, ya que generalmente se considera positivo ser exigente (frases como “soy muy exigente conmigo mismo”  se escuchan con frecuencia en procesos de selección cuando pedimos a una persona que destaque un rasgo sobre su personalidad en el trabajo).

Sin embargo, del binomio exigencia/excelencia, en coaching se orienta la acción hacia la excelencia, ¿por qué?

Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz de Zárate, en su libro “No es lo mismo”, explican las diferencias entre la búsqueda de la excelencia y la exigencia:

“La excelencia es un camino que se recorre poniendo en juego nuestras mejores capacidades, y que ofrece importantes frutos que están relacionados con el aprendizaje, la creatividad y el crecimiento personal. La exigencia es un camino muy diferente: la persona exigente no busca tanto el hacer las cosas lo mejor posible como el hacerlas perfectas. Este es un matiz muy importante, porque esta búsqueda se hace lógicamente imposible, de manera que uno siempre queda insatisfecho, frustrado y anhelante”.

 

Conclusiones

 

A pesar de que contamos con elementos de Análisis Técnico que actúan como confirmaciones sobre la cotización del precio de un activo, es absolutamente incierto cuándo un mercado se dará la vuelta. Existen elementos de Análisis Fundamental, que unidos con los elementos propios del Análisis Emocional, influyen en el precio y no siempre los podemos prever ni controlar de forma racional. Nadie puede prever que mañana Elon Musk twitee un determinado contenido sobre BTC o que un grupo de radicales asalte al Capitolio. Son innumerables las variables que influyen en la cotización del precio, tantas como indicadores o correlaciones se les ocurran.

Luego, ¿entonces qué? preguntará el lector muy inteligentemente. Pues bien, aún y la complejidad intrínseca al movimiento y las oscilaciones de los mercados financieros, el análisis – técnico, fundamental y emocional – nos puede proporcionar predicciones de la evolución del precio. Esas predicciones serán siempre aproximadas y sujetas a más o menos incertidumbre, pues nunca podemos esperar resultados exactos, a lo sumo probabilidades estadísticas.

Recuérdelo: no existe nadie que compre en los mínimos y venda en los máximos. Si alguna vez ocurre esto es pura casualidad. Si alguien le cuenta que es capaz de hacerlo de forma constante y recurrente, le está mintiendo.

Nuestro método o estrategia de entrada y salida a mercado nos debe indicar antes de hacer una operación cuál será nuestro Take Profit o StopLoss. Si luego el mercado sigue ganando pips en la dirección alcista o bajista que habíamos previsto inicialmente, eso no debe fastidiarnos, ni siquiera ser importante para nosotros. Porque nosotros ya hemos tenido una operación exitosa y sólo debemos pensar en lo bien que lo hemos hecho. Como decían antiguamente, “el último duro, para otro”.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

¿Adicto al trading?

 

“Algunos inversores arriesgan mucho dinero, calculando poco los riesgos y buscando ganancias rápidas, así como elevados niveles de excitación. Estas personas juegan exactamente igual que lo harían en un casino o a cualquier otro tipo de juego con apuesta. Su conducta cumple estrictamente los criterios de juego patológico de los manuales diagnósticos de los trastornos mentales

Fuente: https://ccpg.org/

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.

 

Trasladado al mundo de las inversiones, la adicción a la inversión en Bolsa (mercado de valores), también llamada adicción al trading, se caracteriza por un comportamiento impulsivo y una necesidad apremiante de realizar inversiones, con pérdida del autocontrol. La persona con adicción al trading no puede limitar sus inversiones de manera razonable, lo cual le provoca graves consecuencias, obviamente en el plano económico, pero también en el terreno emocional. La persona que padece esta adicción ha entrado en una espiral de revancha, de obsesión mal entendida y de insatisfacción continua que busca compensar de forma incansable. Esa persona no se da cuenta de que cada vez necesita más adrenalina y operar con posiciones cada vez más arriesgadas o que requieren mayor inversión de capital, para obtener la misma satisfacción (recompensa emocional). Por ello, al igual que las adicciones a substancias, en esta adicción, también existe un síndrome de tolerancia y de abstinencia.

 

“Hay un crudo paralelismo entre un alcohólico y un trader cuya cuenta está siendo demolida por las pérdidas. Continúa cambiando de táctica, actuando como un alcohólico que intenta resolver su problema pasando de los licores fuertes a la cerveza. Un perdedor niega haber perdido el rumbo en el mercado”.

Alexander Elder

 

Para operar eficientemente en el ambiente tan volátil de los mercados financieros necesitamos reglas y límites que guíen nuestro comportamiento, en forma de una estricta disciplina y de una clara perspectiva, para que siempre operemos en los mercados financieros con enfoque. No es ni más ni menos que eso. Algunas personas se encabezonan con encontrar el Santo Grial en una especie de método, fórmula o pócima mágica que los lleve al olimpo de los traders, sin prestar atención a la gran importancia de la definición de una estrategia de entrada a mercado, que tenga en cuenta las variables estrella en inversiones: uno, el ratio riesgo/beneficio y dos, las órdenes de Stop Loss (o cualquier otro sistema de protección de las pérdidas).

Y, ¿para qué una definición de la estrategia? La respuesta tiene mucho que ver con el autocontrol. Bien sabemos que, aunque conduzcamos un coche que alcance los 400 km/h, no podemos conducir por una vía interurbana a esa velocidad, por mucho que nos guste esa sensación de adrenalina. Debemos controlarnos, por nuestra seguridad, en este caso física, y la de los demás. En inversiones y trading es parecido, en tanto que debemos controlarnos, por nuestra salud mental y nuestro bolsillo, por mucho que nos guste ganar y tener dinero, que eso lo queremos todos.  

La persona que está “enganchada” a los mercados financieros necesita entrar a mercado aún y cuando no detecte oportunidades de inversión (los famosos setups), sintiéndose recompensado emocionalmente si esa entrada dio resultados positivos finalmente, y con ganas de recuperar lo perdido si la entrada dio pérdidas. Un buen control de riesgos siempre es necesario y debe ser una regla fundamental de nuestro sistema como inversores. Si por lo menos conseguimos preguntarnos antes de entrar a mercado cuál es nuestro ratio riesgo/beneficio, conseguimos experimentar esa duda en nuestro cerebro, deteniendo el impulso, y hacer que nuestra cabeza se centre en valorar si esa entrada merece la pena, en vez de tenerla puesta en que “si no entro, voy a perder esa oportunidad”, “si no entro, parece que no haya hecho nada en todo el día”, “entro porque necesito sentir la adrenalina de tener una posición abierta”, etc.

 

Permíteme una recomendación: enfréntate a los conflictos y no intentes negarlos con excusas o delegando la culpa, esto es, la responsabilidad, en los demás. Enfoca tu atención en lo que exactamente estás intentando conseguir cada vez que abres una posición en un mercado. Debes cuestionarte cual es tu expectativa de beneficio; qué esperas tú de ese valor o activo en el que has invertido. Sigue estrictamente las reglas de tu sistema como inversor y lleva un diario de todas tus operaciones. Observa las emociones que sientes cuando operas (pérdida de control, ansiedad, insomnio, irritabilidad, inestabilidad emocional, dificultades de comunicación con las personas de tu entorno) y anótalas en el diario, de esta manera analizarás lo que pasa por tu mente en cada momento. Recuerda que lo que pasa en tu mente es igual de importante que lo que pasa en el gráfico.

 

Si dejas que tus emociones interfieran en tus inversiones, ya has perdido la batalla. Ser inversor puede ser una profesión noble y maravillosa pero también un desafío vital, un reto de ti como persona, en el que se pondrá en cuestión tu paciencia, tu resiliencia, tu disciplina, tu capacidad de autocontrol, tus expectativas, tu ego, tus miedos, tu manejo de la incertidumbre. Sin duda, una buena dosis de crecimiento personal.

 

Y por último, ¿Cómo sé si soy adicto a las inversiones en bolsa? Esta cuestión debe analizarla siempre un profesional de la salud y suele ayudar a conocer la respuesta si se responde afirmativamente a buena parte de las siguientes preguntas:

  1. ¿No puedes dejar de realizar operaciones en la Bolsa pese a los problemas que ello te está creando?
  2. ¿Cada vez te resulta más difícil no estar pendiente de lo que ocurre en el mercado bursátil?
  3. ¿Cada vez te gastas más dinero en las operaciones de bolsa?
  4. ¿Te sientes intranquilo o irritable si no sabes lo que está pasando en la Bolsa?
  5. ¿Cada vez pierdes más dinero jugando a la Bolsa y tienes la necesidad de continuar comprando nuevos valores para compensar las pérdidas?
  6. ¿Cada vez empleas más tiempo en consultar noticias relacionadas con la economía y/o Bolsa?
  7. ¿Ocultas a tus familiares y amigos la cantidad de tiempo y de dinero dedicados a las operaciones bursátiles?
  8. ¿Tienes problemas económicos debidos a la cantidad de dinero invertido en la Bolsa?
  9. ¿Pides dinero prestado, de forma legal o a través de otras fuentes, para financiar tus operaciones bursátiles?
  10. ¿Te resulta difícil estar centrado o has dejado de realizar otras actividades (trabajo, ocio, amistades, etc.) por estar conectado a las informaciones financieras relacionadas con la Bolsa?

 

Fuente del cuestionario: https://adiccionesvalencia.es/como-se-si-soy-adicto-a-las-inversiones/

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

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Feliz Navidad

El 2020 ha sido un año de locos, imprevisible pero también inevitable. Muchos esfuerzos realizados en cualquier sector por mantener a flote el negocio, muchas veces han caído en saco roto, sobre todo el sector de servicios de comidas HORECA (HOteles, REstaurantes y CAfeterías) muy penalizado y a su vez muy dependiente del turismo en España. Quizás, y ojalá suceda, que la mentalidad de todos los españoles cada vez más sea la de DIVERSIFICACIÓN, ¿recuerdas cuando estalló la crisis financiera en 2008? España dependía del “Tocho” para su crecimiento económico, tras los años la dependencia de la construcción ha ido disminuyendo y los profesionales se han ido reciclando en otros sectores. 12 años más tarde, España tiene una gran dependencia del turismo y este año se presenta una pandemia tan fuerte que ha arrasado de nuevo con otro sector del cual el PIB español dependía en gran medida. Esperemos que esta experiencia sirva para que tanto el nuevo emprendedor como el empresario tengan un horizonte de negocio más lejano más internacional y menos local, más diversificado, pues no evitaremos una crisis pero si se reducirán los daños, y el impacto en la economía y empleo no tendrá nada que ver con la actualidad.

Hoy en día existen recursos tecnológicos y el conocimiento suficiente para crear tu propia empresa en formato digital y con un plan internacional ¿por qué no hacerlo? Y además, frente a cualquier crisis se llame como se llame, te permitirá adaptarte a las nuevas circunstancias de manera rápida y con bajo coste. Este debe ser el nuevo paradigma para implantarse uno mismo a partir del próximo año 2021, empezar el año con un NUEVO CONCEPTO DE ESTILO DE VIDA. Si de la misma manera que empiezas el año con nuevos propósitos: dejar de fumar, hacer deporte, hacer dieta, hacer formación,… en 2021 no te debes olvidar de que el “Nuevo Concepto de Estilo de Vida” se fundamentará en: diversificación de ingresos, negocios digitales, internacional, …

Siendo optimistas, queremos que el 2021 sea un “Desafío” para ti y para cualquiera, que compruebes 12 meses más tarde hasta dónde has llegado con tus proyectos de negocio. Es decir, vive el crecimiento de lo que has creado y crecerás tu también, “No dependas de otros” se Independiente.

En los mercados financieros tu estrategia de inversión se adapta constantemente a los cambios de precios y de tendencias, ¿por qué no lo ibas a hacer en la vida real? Ánimo y para lo que necesites, ASTON DEALERS estará cerca de ti.

 

 

El polémico uso del Stop Loss

 

Los Stop Loss son fáciles de entender y las técnicas para situarlos también están al alcance de cualquiera desde el punto de vista técnico. No hay nadie que no sea capaz de entender lo que es un Stop Loss y cómo colocarlo a nivel conceptual.

La gran dificultad de los Stop Loss radica en su aplicación práctica debido a las peculiaridades e implicaciones que tiene su colocación desde el prisma psicológico. En este sentido, autores como Germán Antelo distinguen el Stop Loss racional del Sop Loss Psicológico.

Mientras que el Stop Loss racional es el cálculo matemático de cuánto dinero estamos dispuestos a perder de acuerdo con nuestro capital depositado, el Stop Loss Psicológico se activa en el momento en el que perdemos dinero y empezamos a sentir dolor por el dinero perdido, con independencia de que coincida o no con el Stop Loss racional.  

Veámoslo con un ejemplo:

Imaginemos que el Sr. Juan, de acuerdo con su money management, está dispuesto a perder 1.000$. Sin embargo, cuando esa operación le empieza a dar pérdidas de 300$ ya siente dolor, incomodidad, frustración por haber tocado los 300$. El Stop Loss racional dice que puede soportar una pérdida de 1.000$, por lo que no estamos ante un caso de mala colocación del Stop. Estamos ante un caso en el que nuestra emoción empieza a observar que los 300$ que se están perdiendo ya empiezan a ser “demasiada pérdida”, activándose acto seguido el impulso por mover manualmente el stop y acortarlo. Esto nos lleva a concluir que el umbral de pérdida del Sr. Juan no está entonces en los 1.000$ que racionalmente ha calculado que puede perder sin incumplir con el trading plan, sino que el umbral de pérdida se sitúa en los 300$.

 

Claro está que a nadie le gusta perder y realmente no debe pasar nada en ti si se ejecuta la pérdida calculada bajo el paraguas de tu gestión monetaria. No obstante, y siguiendo con el ejemplo anterior, si perder 300$, aún pudiendo soportar 1.000$ nos produce dolor, rabia, ganas de revancha, frustración, querer entrar a mercado para recuperar, olvidarse de tu plan de trading, dejar correr tus pérdidas para recuperar lo perdido… Ahí hay que reconocer que no te sientes tranquilo ni toleras esa pérdida.

¿Qué dos opciones tenemos ante esta situación de dolor e intranquilidad?

  • Trabajar para que no te genere dolor la pérdida de dinero y aceptes el stop racional sin resentimiento, culpa ni frustración. Es frecuente el caso de mover los stops manualmente, y en consecuencia, no seguir los trading plans, porque no soportamos perder. Si la pérdida nos provoca dolor, tenemos que dejar de operar y observar qué dinero no nos generaría dolor. Al que perder le supone dolor, sea la cantidad que sea, no va a poder operar en mercados financieros, porque en trading e inversiones puede uno perder dinero incluso haciendo las cosas perfectas. ¿Mentalmente, aceptas eso?
  • Poner el stop donde no te genere dolor, en vez de ponerlo en donde técnicamente sería adecuado. Tendremos que tener en cuenta aquí que habrá muchos mercados en los que, por su apalancamiento, no podremos operar en ellos porque los Stop Loss ahí no nos permitirían una operativa tranquila.

Por satisfacer nuestro ego, también podemos caer en el error de no poner Stop Loss, ni en donde racionalmente nos indicaría nuestro money management, ni en donde psicológicamente fuéramos capaces de soportar sin que nos genere dolor. El motivo que impulsa a la no colocación del stop sería el no querer reconocer un error y dejar correr la pérdida hasta que el mercado se de la vuelta. Un stop de pérdidas que se ejecuta significa reconocer un error. Hasta que una operación no se cierra, la pérdida no se reconoce (pero eso no significa que no esté ahí).

En mi opinión, creo que para llegar al largo plazo hay que sobrevivir en el corto, y un gestor no debería permitir tal pérdida, por muy seguro que se encuentre de tener razón y de que su análisis pre operativa ha sido el mejor y más exhaustivo. Un inversor debe entrar a mercado sin sorpresas, esto es, conocer siempre cuál es la pérdida máxima que está dispuesto a aceptar en una operación. La única razón para no ejecutar el stop debería ser una nueva – y objetiva, teniendo en cuenta todas las emociones que nos invaden en el momento de tomar esa decisión – valoración del binomio riesgo/beneficio.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

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¿Diversificación sí o diversificación no?

La diversificación es un método o estrategia para reducir el riesgo de nuestra cartera mediante la inversión en activos que reaccionen de forma desigual a posibles futuros escenarios, con la finalidad de evitar que se produzcan situaciones extremas en nuestra cartera. Por lo tanto, diversificar sería, de forma coloquial, no poner todos los huevos en una misma cesta para que, en caso de que se caiga, no se nos rompan todos.

Hablar de diversificación nos obliga a entender el concepto estadístico “correlaciones”, porque una correcta diversificación busca construir una cartera de inversión cuyos activos NO estén altamente correlacionados entre sí. Cuando la cotización de dos activos se mueve en la misma dirección y en la misma proporción, decimos que los activos están correlacionados, de manera que la volatilidad de la cartera en su conjunto es muy alta. Por lo tanto, como norma general, cuanto menos correlacionados estén los activos que integran nuestra cartera, mejor. Esto es lo mismo que decir que es importante tener una cartera diversificada.

Este es el fundamento básico que defiende un grande en inversiones como es Peter Lynch. Frente a él, otro grande; Warren Buffet, señala que: “La diversificación es la protección contra la ignorancia. Tiene muy poco sentido para aquellos que saben lo que hacen”. Warren Buffet, por lo tanto, critica abiertamente la diversificación. Veamos con un ejemplo la postura de este gestor:

Consideremos un grupo de 5 acciones que, según nuestro análisis, son las únicas 5 seguras e infravaloradas. Si queremos diversificar, quizás queramos invertir en otras 10 o 15 acciones simplemente para distribuir el riesgo de nuestra cartera. Esto significaría que esas 5 acciones sobre las cuales estábamos relativamente seguros, se han convertido en el 25% de su cartera, mientras que el restante 75% de nuestra cartera está invertido en “inseguridades” o en inversiones sobrevaloradas.

Por lo tanto, ¿Diversificación sí o diversificación no?

Estamos de acuerdo con Warren Buffet cuando critica la diversificación señalando que una persona probablemente solo tenga una o dos ideas “buenas” en su vida y bajo esta premisa, diversificar supondría ampliar el número de posibles errores. En general, el inversor exitoso es especialista en un sector y apuesta su capital en él, ya que lo conoce, lo domina y lo ha backtesteado largo y tendido.

No obstante, y siendo realistas, la experiencia indica que hay algunas personas que ni siquiera tienen una o dos buenas ideas respecto a inversiones. Como bien explica Tomás García-Purriños en una de sus publicaciones: “No todo el mundo comienza con una sastrería y termina creando Inditex. Es más, hay personas que ni quieren ni tienen por qué aceptar ese reto, de lo contrario todos seríamos Sergey Brin, Larry Page o Amancio Ortega. Y no pasa nada por ser quién eres, porque puedes ser igual o más feliz que ellos. Pero también podemos serlo menos, sobre todo si no nos aceptamos tal y como somos.

Luego, a pesar de que para algunos (pocos) gestores, la opción de diversificar no sea la más adecuada, para el resto de inversores sí lo es y no por ello son unos descerebrados, porque al final, quien manda es la ciencia. Y la ciencia matemática manifiesta que, incrementando el número de productos, es decir, diversificando, podemos estrechar el riesgo para obtener la misma rentabilidad. Esto es así, e ignorarlo es prescindir de la teoría moderna de selección de cartera (también llamada teoría moderna del portafolio), una de las herramientas con más aceptación académica para la cuantificación del riesgo y rentabilidad de los activos.

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

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