El polémico uso del Stop Loss

 

Los Stop Loss son fáciles de entender y las técnicas para situarlos también están al alcance de cualquiera desde el punto de vista técnico. No hay nadie que no sea capaz de entender lo que es un Stop Loss y cómo colocarlo a nivel conceptual.

La gran dificultad de los Stop Loss radica en su aplicación práctica debido a las peculiaridades e implicaciones que tiene su colocación desde el prisma psicológico. En este sentido, autores como Germán Antelo distinguen el Stop Loss racional del Sop Loss Psicológico.

Mientras que el Stop Loss racional es el cálculo matemático de cuánto dinero estamos dispuestos a perder de acuerdo con nuestro capital depositado, el Stop Loss Psicológico se activa en el momento en el que perdemos dinero y empezamos a sentir dolor por el dinero perdido, con independencia de que coincida o no con el Stop Loss racional.  

Veámoslo con un ejemplo:

Imaginemos que el Sr. Juan, de acuerdo con su money management, está dispuesto a perder 1.000$. Sin embargo, cuando esa operación le empieza a dar pérdidas de 300$ ya siente dolor, incomodidad, frustración por haber tocado los 300$. El Stop Loss racional dice que puede soportar una pérdida de 1.000$, por lo que no estamos ante un caso de mala colocación del Stop. Estamos ante un caso en el que nuestra emoción empieza a observar que los 300$ que se están perdiendo ya empiezan a ser “demasiada pérdida”, activándose acto seguido el impulso por mover manualmente el stop y acortarlo. Esto nos lleva a concluir que el umbral de pérdida del Sr. Juan no está entonces en los 1.000$ que racionalmente ha calculado que puede perder sin incumplir con el trading plan, sino que el umbral de pérdida se sitúa en los 300$.

 

Claro está que a nadie le gusta perder y realmente no debe pasar nada en ti si se ejecuta la pérdida calculada bajo el paraguas de tu gestión monetaria. No obstante, y siguiendo con el ejemplo anterior, si perder 300$, aún pudiendo soportar 1.000$ nos produce dolor, rabia, ganas de revancha, frustración, querer entrar a mercado para recuperar, olvidarse de tu plan de trading, dejar correr tus pérdidas para recuperar lo perdido… Ahí hay que reconocer que no te sientes tranquilo ni toleras esa pérdida.

¿Qué dos opciones tenemos ante esta situación de dolor e intranquilidad?

  • Trabajar para que no te genere dolor la pérdida de dinero y aceptes el stop racional sin resentimiento, culpa ni frustración. Es frecuente el caso de mover los stops manualmente, y en consecuencia, no seguir los trading plans, porque no soportamos perder. Si la pérdida nos provoca dolor, tenemos que dejar de operar y observar qué dinero no nos generaría dolor. Al que perder le supone dolor, sea la cantidad que sea, no va a poder operar en mercados financieros, porque en trading e inversiones puede uno perder dinero incluso haciendo las cosas perfectas. ¿Mentalmente, aceptas eso?
  • Poner el stop donde no te genere dolor, en vez de ponerlo en donde técnicamente sería adecuado. Tendremos que tener en cuenta aquí que habrá muchos mercados en los que, por su apalancamiento, no podremos operar en ellos porque los Stop Loss ahí no nos permitirían una operativa tranquila.

Por satisfacer nuestro ego, también podemos caer en el error de no poner Stop Loss, ni en donde racionalmente nos indicaría nuestro money management, ni en donde psicológicamente fuéramos capaces de soportar sin que nos genere dolor. El motivo que impulsa a la no colocación del stop sería el no querer reconocer un error y dejar correr la pérdida hasta que el mercado se de la vuelta. Un stop de pérdidas que se ejecuta significa reconocer un error. Hasta que una operación no se cierra, la pérdida no se reconoce (pero eso no significa que no esté ahí).

En mi opinión, creo que para llegar al largo plazo hay que sobrevivir en el corto, y un gestor no debería permitir tal pérdida, por muy seguro que se encuentre de tener razón y de que su análisis pre operativa ha sido el mejor y más exhaustivo. Un inversor debe entrar a mercado sin sorpresas, esto es, conocer siempre cuál es la pérdida máxima que está dispuesto a aceptar en una operación. La única razón para no ejecutar el stop debería ser una nueva – y objetiva, teniendo en cuenta todas las emociones que nos invaden en el momento de tomar esa decisión – valoración del binomio riesgo/beneficio.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

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