La paradoja de Allais

Si le das a una persona la opción de elegir entre una probabilidad muy alta de ganar poco dinero y una probabilidad muy baja de ganar mucho dinero, ¿qué crees que van a elegir?

Te darás cuenta que las personas toman decisiones de forma inconsciente y eso fue lo que demostró Maurice Allais con sus experimentos en los años 50. Allais, economista y físico francés, planteó en su libro “El comportamiento del hombre racional ante el riesgo”, un problema de elección para mostrar la inconsistencia de la teoría de la utilidad esperada.

La utilidad esperada, o teoría de la utilidad esperada, es una teoría que describe un modelo de elección racional con resultados inciertos. De esta forma, la teoría nos permite clasificar los resultados en términos de utilidad, y representarlos mediante la función que lleva su nombre: la función de utilidad. Así, el resultado escogido es el que presenta una utilidad más elevada.

En qué consiste la paradoja de Allais

Esta paradoja muestra, a través de los resultados de dos experimentos, como las personas toman decisiones de forma inconsciente. En los estudios que se hicieron el resultado fue que preferían un rendimiento menor pero más seguro en el primero de los experimentos y un retorno mayor pero más improbable en el segundo.

Existen ejemplos en los que, en general, si le das a una persona la opción de elegir entre una probabilidad muy alta de ganar poco dinero y una probabilidad muy baja de ganar mucho dinero van a elegir la primera opción. Sin embargo, si les das a elegir por cuanto venderían las dos opciones, la gran mayoría le pone un precio más alto a la segunda opción.

¿Quieres conocer en qué se basaban los dos experimentos de Allais?, ¿te interesa las distintas teorías que se han publicado sobre finanzas conductuales? Todos estos temas y más en nuestra asignatura de Psicotrading de la formación en Mercados Financieros. Pregúntanos sin compromiso: info@astondealers.es

 

La práctica hace al Maestro

 

A menudo los alumnos ya formados en Análisis Técnico, y con resultados más o menos consistentes en cuenta real, llegan a un punto de desistimiento, un punto “muerto” en el que, tras hacer balance de lo ganado y lo perdido en su camino, no sienten la confianza suficiente de que estén en “lo correcto”, es decir, que quieran continuar porque el trading realmente les compensa.

Llegados a este punto, que experimentamos todos los traders en un momento u otro, es el momento de hacerse las preguntas correctas. La pregunta más reveladora que uno puede hacerse es:

¿Estoy haciendo todo lo que está en mis manos para conseguir lo que quiero?

Siendo honestos con nosotros mismos, el 90% de las ocasiones, el alumno responde a la pregunta reconociendo que no siempre está poniendo todo el esfuerzo y empeño en aprender el oficio de trader, lo que le convierte en un aficionado o amateur, y no en un trader profesional y comprometido.

Para llegar a ser el operador consistente que deseamos ser, hay que hacer un trabajo de crecimiento personal, en donde se verán comprometidos valores tan serios como la paciencia, la capacidad para la toma de decisiones de manera autónoma o la resiliencia. Y para eso, solamente hay un único secreto: la práctica.

Si hacemos revisión de cuál es la característica común a todos los seres más exitosos de la historia, encontraremos que alguno tiene de manera innata un talento especial que nadie tiene, pero lo que todos tienen es espíritu de constancia y superación, de modo que su triunfo no radica tanto en un don innato sino en la práctica continua y repetida de ciertas acciones.

“Si repites algo cada día en la misma situación, se convierte en una reacción automática ante dicha situación”

Jane Wardle, “Cómo se forman los hábitos: modelando la formación de hábitos en el mundo real”, publicado en la Revista Europea de Psicología Social

Todo es un tema de foco y concentración. Podemos decir en ese sentido que los hábitos son los cimientos sobre los que se construye ese pilar de alto rendimiento que llamamos disciplina. La clave para conseguir esa disciplina es forjarla desde el deseo, no desde la obligación moral o socialmente impuesta (recordemos la influencia del qué dirán de mí si saben los demás que mi trading es un fracaso).

Cuando nuestros pensamientos se enfoquen en el “para qué” hago lo que hago (meta, objetivo), y ese “para qué” nos enamore, nos apasione y nos vuelva locos, entonces estaremos dispuestos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para conseguirlo. En este momento es cuando los hábitos empiezan a transformarse para pasar a ser de carga pesada y fastidiosa a un aliado perfecto para conseguir los resultados que buscamos.

La disciplina es ejecutar automáticamente y sin pensar, sin gastar energía emocional. Y, para hacer sin pensar, es necesario desear, así como estar convencido y seguro de lo que se desea.

Siémbrese una acción y se recogerá un hábito; siémbrese un hábito y se recogerá un carácter; siémbrese un carácter y se recogerá un destino.

William James, “Principios de Psicología” (1980)

Desde el Coaching, fomentamos a nuestros alumnos a que no piensen de sí mismos que no son capaces de cambiar (“yo no valgo para esto”, “soy demasiado tonto/despistado/vago”). Lo seres humanos tenemos la facultad de renovarnos a nosotros mismos, podemos evolucionar porque poseemos el potencial y la aptitud para transformarnos en la persona a la que aspiramos. A algunos les será más fácil que a otros, pero las herramientas para conseguirlo las tenemos todos y no son desconocidas: la fuerza de la repetición, la activación de nuevas sinapsis viviendo nuevas experiencias o estudiando nuevos conocimientos y la atención plena en nuestro entorno (mindfulness) de la que hablamos en este post: “Trading y Mindfulness”.

Trading y Mindfulness

 

Y para cerrar el artículo de hoy:

«No te permitas ninguna excepción hasta que el nuevo hábito esté realmente implantado en tu vida. Cada recaída es como dejar caer un ovillo que estás tratando de enrollar; un simple descuido logra deshacer muchas de las vueltas que pasaste horas liando. La continuidad del entrenamiento es la clave que hace que el sistema nervioso funcione de forma infalible».

William James: “Hábito” –incluido en el capítulo IV de “Principios de psicología” de 1980.

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

La eterna insatisfacción del trader

 

En este artículo vamos a analizar la conducta de los que aún y habiendo obtenido ganancias en una operación, sienten que podrían haber ganado más o que su operativa podría haber sido mejor, recayendo sobre ellos el peso de la culpa y la decepción por lo que podría haber sido y no fue.

 

¿Por qué los traders no parecen nunca satisfechos con los resultados que obtienen?

 

Lo primero que apuntaremos es que a toro pasado, las cosas se ven distintas. Es la perspectiva la que nos da la visión del puzzle en el que encajan todas las piezas, por lo que el elemento temporal nos da una información que da comprensión a lo que pasa, y no al revés.

 

El segundo parámetro a tener en cuenta es que tendemos a focalizarnos en lo que nos falta, en vez de lo que nos sobra. Damos más valor a lo que no tenemos o que podríamos haber tenido, que a lo que tenemos realmente, aunque sea poco. Fijaros que de la misma manera que no solemos dar importancia o valor a lo que tenemos a nuestro alcance y alrededor (incluido personas), a todos nos produce alegría y la satisfacción sentirnos valorados, apreciados y queridos por los demás, hasta por personas que ni siquiera conocemos.

 

El tercer elemento fundamental en esta cuestión es la gestión de nuestras expectativas. Es decir, el manejo de nuestras ilusiones, de lo que esperamos conseguir en cada una de nuestras operaciones financieras. Pregúntese lo siguiente:

  1. ¿En qué medida se ajustan sus expectativas a objetivos de proceso y no tanto de resultado?
  2. ¿Qué tanto de SMART tienen sus objetivos, sus ilusiones, sus sueños, o sus metas?

 

En cuarto lugar, deberemos cuestionarnos cuán de emocional ha sido nuestra operación, puesto que quizás esa insatisfacción viene dada por asumir que – de no haber hecho caso a la impulsividad, al miedo, a la avaricia o al ego – las ganancias hubieran sido mucho más espléndidas.

 

Por último, y no menos importante, hay que señalar que existe una línea muy delgada entre la excelencia y la exigencia.

La exigencia suele ser una característica que las personas no dudamos en atribuirnos, ya que generalmente se considera positivo ser exigente (frases como “soy muy exigente conmigo mismo”  se escuchan con frecuencia en procesos de selección cuando pedimos a una persona que destaque un rasgo sobre su personalidad en el trabajo).

Sin embargo, del binomio exigencia/excelencia, en coaching se orienta la acción hacia la excelencia, ¿por qué?

Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz de Zárate, en su libro “No es lo mismo”, explican las diferencias entre la búsqueda de la excelencia y la exigencia:

“La excelencia es un camino que se recorre poniendo en juego nuestras mejores capacidades, y que ofrece importantes frutos que están relacionados con el aprendizaje, la creatividad y el crecimiento personal. La exigencia es un camino muy diferente: la persona exigente no busca tanto el hacer las cosas lo mejor posible como el hacerlas perfectas. Este es un matiz muy importante, porque esta búsqueda se hace lógicamente imposible, de manera que uno siempre queda insatisfecho, frustrado y anhelante”.

 

Conclusiones

 

A pesar de que contamos con elementos de Análisis Técnico que actúan como confirmaciones sobre la cotización del precio de un activo, es absolutamente incierto cuándo un mercado se dará la vuelta. Existen elementos de Análisis Fundamental, que unidos con los elementos propios del Análisis Emocional, influyen en el precio y no siempre los podemos prever ni controlar de forma racional. Nadie puede prever que mañana Elon Musk twitee un determinado contenido sobre BTC o que un grupo de radicales asalte al Capitolio. Son innumerables las variables que influyen en la cotización del precio, tantas como indicadores o correlaciones se les ocurran.

Luego, ¿entonces qué? preguntará el lector muy inteligentemente. Pues bien, aún y la complejidad intrínseca al movimiento y las oscilaciones de los mercados financieros, el análisis – técnico, fundamental y emocional – nos puede proporcionar predicciones de la evolución del precio. Esas predicciones serán siempre aproximadas y sujetas a más o menos incertidumbre, pues nunca podemos esperar resultados exactos, a lo sumo probabilidades estadísticas.

Recuérdelo: no existe nadie que compre en los mínimos y venda en los máximos. Si alguna vez ocurre esto es pura casualidad. Si alguien le cuenta que es capaz de hacerlo de forma constante y recurrente, le está mintiendo.

Nuestro método o estrategia de entrada y salida a mercado nos debe indicar antes de hacer una operación cuál será nuestro Take Profit o StopLoss. Si luego el mercado sigue ganando pips en la dirección alcista o bajista que habíamos previsto inicialmente, eso no debe fastidiarnos, ni siquiera ser importante para nosotros. Porque nosotros ya hemos tenido una operación exitosa y sólo debemos pensar en lo bien que lo hemos hecho. Como decían antiguamente, “el último duro, para otro”.

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer

 

 

DISCLAIMER: La información y opiniones del presente artículo tienen carácter informativo, sin intención de influir en cualquier decisión comercial y no representan una recomendación personalizada de inversión ni de asesoramiento, dado que no se ha tenido en cuenta la situación financiera, los objetivos de inversión u otras necesidades personales de ningún inversor en particular y no constituyen ni pueden interpretarse como una oferta, invitación o incitación para la venta, compra o suscripción de valores, productos o servicios financieros, ni su contenido constituirá base de ningún contrato, compromiso o decisión de cualquier tipo. Su finalidad es mantener informados a los clientes de Aston Dealers® Business Academy sobre noticias o información correspondiente a los mercados financieros y por tanto los destinatarios de la presente comunicación deben consultar con sus propios asesores legales, fiscales o de cualquier otro tipo sobre las implicaciones de invertir en cualquiera de los productos o activos, que en su caso, se mencionen en el artículo.

¿Adicto al trading?

 

“Algunos inversores arriesgan mucho dinero, calculando poco los riesgos y buscando ganancias rápidas, así como elevados niveles de excitación. Estas personas juegan exactamente igual que lo harían en un casino o a cualquier otro tipo de juego con apuesta. Su conducta cumple estrictamente los criterios de juego patológico de los manuales diagnósticos de los trastornos mentales

Fuente: https://ccpg.org/

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.

 

Trasladado al mundo de las inversiones, la adicción a la inversión en Bolsa (mercado de valores), también llamada adicción al trading, se caracteriza por un comportamiento impulsivo y una necesidad apremiante de realizar inversiones, con pérdida del autocontrol. La persona con adicción al trading no puede limitar sus inversiones de manera razonable, lo cual le provoca graves consecuencias, obviamente en el plano económico, pero también en el terreno emocional. La persona que padece esta adicción ha entrado en una espiral de revancha, de obsesión mal entendida y de insatisfacción continua que busca compensar de forma incansable. Esa persona no se da cuenta de que cada vez necesita más adrenalina y operar con posiciones cada vez más arriesgadas o que requieren mayor inversión de capital, para obtener la misma satisfacción (recompensa emocional). Por ello, al igual que las adicciones a substancias, en esta adicción, también existe un síndrome de tolerancia y de abstinencia.

 

“Hay un crudo paralelismo entre un alcohólico y un trader cuya cuenta está siendo demolida por las pérdidas. Continúa cambiando de táctica, actuando como un alcohólico que intenta resolver su problema pasando de los licores fuertes a la cerveza. Un perdedor niega haber perdido el rumbo en el mercado”.

Alexander Elder

 

Para operar eficientemente en el ambiente tan volátil de los mercados financieros necesitamos reglas y límites que guíen nuestro comportamiento, en forma de una estricta disciplina y de una clara perspectiva, para que siempre operemos en los mercados financieros con enfoque. No es ni más ni menos que eso. Algunas personas se encabezonan con encontrar el Santo Grial en una especie de método, fórmula o pócima mágica que los lleve al olimpo de los traders, sin prestar atención a la gran importancia de la definición de una estrategia de entrada a mercado, que tenga en cuenta las variables estrella en inversiones: uno, el ratio riesgo/beneficio y dos, las órdenes de Stop Loss (o cualquier otro sistema de protección de las pérdidas).

Y, ¿para qué una definición de la estrategia? La respuesta tiene mucho que ver con el autocontrol. Bien sabemos que, aunque conduzcamos un coche que alcance los 400 km/h, no podemos conducir por una vía interurbana a esa velocidad, por mucho que nos guste esa sensación de adrenalina. Debemos controlarnos, por nuestra seguridad, en este caso física, y la de los demás. En inversiones y trading es parecido, en tanto que debemos controlarnos, por nuestra salud mental y nuestro bolsillo, por mucho que nos guste ganar y tener dinero, que eso lo queremos todos.  

La persona que está “enganchada” a los mercados financieros necesita entrar a mercado aún y cuando no detecte oportunidades de inversión (los famosos setups), sintiéndose recompensado emocionalmente si esa entrada dio resultados positivos finalmente, y con ganas de recuperar lo perdido si la entrada dio pérdidas. Un buen control de riesgos siempre es necesario y debe ser una regla fundamental de nuestro sistema como inversores. Si por lo menos conseguimos preguntarnos antes de entrar a mercado cuál es nuestro ratio riesgo/beneficio, conseguimos experimentar esa duda en nuestro cerebro, deteniendo el impulso, y hacer que nuestra cabeza se centre en valorar si esa entrada merece la pena, en vez de tenerla puesta en que “si no entro, voy a perder esa oportunidad”, “si no entro, parece que no haya hecho nada en todo el día”, “entro porque necesito sentir la adrenalina de tener una posición abierta”, etc.

 

Permíteme una recomendación: enfréntate a los conflictos y no intentes negarlos con excusas o delegando la culpa, esto es, la responsabilidad, en los demás. Enfoca tu atención en lo que exactamente estás intentando conseguir cada vez que abres una posición en un mercado. Debes cuestionarte cual es tu expectativa de beneficio; qué esperas tú de ese valor o activo en el que has invertido. Sigue estrictamente las reglas de tu sistema como inversor y lleva un diario de todas tus operaciones. Observa las emociones que sientes cuando operas (pérdida de control, ansiedad, insomnio, irritabilidad, inestabilidad emocional, dificultades de comunicación con las personas de tu entorno) y anótalas en el diario, de esta manera analizarás lo que pasa por tu mente en cada momento. Recuerda que lo que pasa en tu mente es igual de importante que lo que pasa en el gráfico.

 

Si dejas que tus emociones interfieran en tus inversiones, ya has perdido la batalla. Ser inversor puede ser una profesión noble y maravillosa pero también un desafío vital, un reto de ti como persona, en el que se pondrá en cuestión tu paciencia, tu resiliencia, tu disciplina, tu capacidad de autocontrol, tus expectativas, tu ego, tus miedos, tu manejo de la incertidumbre. Sin duda, una buena dosis de crecimiento personal.

 

Y por último, ¿Cómo sé si soy adicto a las inversiones en bolsa? Esta cuestión debe analizarla siempre un profesional de la salud y suele ayudar a conocer la respuesta si se responde afirmativamente a buena parte de las siguientes preguntas:

  1. ¿No puedes dejar de realizar operaciones en la Bolsa pese a los problemas que ello te está creando?
  2. ¿Cada vez te resulta más difícil no estar pendiente de lo que ocurre en el mercado bursátil?
  3. ¿Cada vez te gastas más dinero en las operaciones de bolsa?
  4. ¿Te sientes intranquilo o irritable si no sabes lo que está pasando en la Bolsa?
  5. ¿Cada vez pierdes más dinero jugando a la Bolsa y tienes la necesidad de continuar comprando nuevos valores para compensar las pérdidas?
  6. ¿Cada vez empleas más tiempo en consultar noticias relacionadas con la economía y/o Bolsa?
  7. ¿Ocultas a tus familiares y amigos la cantidad de tiempo y de dinero dedicados a las operaciones bursátiles?
  8. ¿Tienes problemas económicos debidos a la cantidad de dinero invertido en la Bolsa?
  9. ¿Pides dinero prestado, de forma legal o a través de otras fuentes, para financiar tus operaciones bursátiles?
  10. ¿Te resulta difícil estar centrado o has dejado de realizar otras actividades (trabajo, ocio, amistades, etc.) por estar conectado a las informaciones financieras relacionadas con la Bolsa?

 

Fuente del cuestionario: https://adiccionesvalencia.es/como-se-si-soy-adicto-a-las-inversiones/

 

Cristina Bartés

Chief Operating Officer at Aston Dealers® Business Academy

 

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