Cuando hablamos de infidelidad, en la mayoría de las ocasiones nuestra mente lo asocia con la infidelidad sexual. Pero en una pareja pueden darse muchos tipos de infidelidad más allá de la sexual. La palabra infidelidad refleja un engaño dentro de la pareja, una ruptura de los pactos explícitos o implícitos de la relación. Por ende, hay muchos tipos de engaños posibles. A continuación hablaremos del engaño en el plano financiero.
En la investigación Love, Lies, and Money: Financial Infidelity in Romantic Relationships de la Universidad de Notre Dame, se apunta que la infidelidad financiera es llevar a cabo comportamientos que la pareja desaprobaría en el plano financiero, por lo que esos comportamientos se ocultan intencionadamente. Estamos por lo tanto en un engaño de tipo económico, que puede ir más allá: aparentar que uno gana más de lo que en realidad gana (o justo lo contrario), que una parte saque dinero de la cuenta en común a escondidas y haga una cuenta paralela con ese dinero, o que no comente lo que realmente gana o gasta.
Si bien hay leyes que regulan la repartición de los recursos cuando las parejas se separan o divorcian, no existen normas sobre cómo organizar los recursos familiares cuando dos personas deciden vivir en pareja o casarse.
Y de la misma manera que existe la infidelidad financiera, existe la terapia financiera. Se trata de un nuevo campo de especialización que reúne dos mundos: terapia psicológica y manejo del dinero. Muchos de los pacientes son parejas que están en crisis por problemas económicos, personas con tendencia a las compras compulsivas, infieles financieros o simplemente recién casados que quieren planificar su futuro. El tema no es baladí: el dinero no es un simple trozo de papel, sino que es un símbolo de poder, control y seguridad. Y cuando el poder, el control y la seguridad tambalean, tambalea por efecto dominó todo lo que se encuentre por delante.
¿Significa esto que para ser honesto con la pareja hay que tener una misma cuenta en la que ambos puedan vigilar cada movimiento? La respuesta de los expertos es que no necesariamente. Es más, tener cuentas conjuntas o separadas no garantiza la estabilidad del vínculo o del compromiso.
La única y repetida recomendación es hablar y mucho para encontrar la fórmula que acabe con la crispación constante del que gasta menos de los dos.
Ser honestos sobre lo que paga cada uno y ponerse de acuerdo en la toma de decisiones económicas. Solo así se podrá evitar caer en la infidelidad financiera y en las discusiones por dinero, que – según el estudio Examining the Relationship Between Financial Issues and Divorce – de las universidades de Kansas, Utah y Texas Tech (EE UU) – son uno de los motivos principales de ruptura.
Las comunicaciones ambiguas, poco transparentes y con secretos, son una bandera roja: un claro sinónimo de dificultad a la hora de tomar decisiones conjuntas, incluidas las referentes a la economía.
Cristina Bartés
Chief Operating Officer